
Quedarían en algún gran almacén, el sabría exactamente que ropa cubriría su cuerpo para no dar lugar a equivocación…
Mientras ella, despreocupada estaría jugando a mirar interesada el escaparate indicado, el se acercaría por su espalda, le susurraría al oído alguna indecencia y la dirigiría hacia el lavabo mas cercano.
Sin mediar palabra y siempre brindándole su espalda, ella sentiría sus manos ávidas levantar su recatada falda, acariciar sus medias y bajar sus braguitas. Luego la cogeria de las caderas y le clavaría su verga entre las piernas… daría unas cuantas envestidas y una vez húmedos, separaría sus nalgas suavemente y sin piedad, en un movimiento único la penetraría hasta el fondo.
Entre el dolor y el placer, ella ahogaría sus gritos mientras con su mano jugaría con su clítoris en llamas, los movimientos intensos requebrarían su resistencia y juntos en pocos segundos acabarían en un frenético orgasmo.
Y como han llegado se irían… ambos sin rostro y saciados por el placer casi animal…
Ella lo recordaría durante días ¿Cómo olvidarle mientras perdure ese suave dolor?
Y el… el toda la vida, al dar por consumada su eterna fantasía.
1 comentario:
Jo!!! vaya fantasia!!
Sin rostro pero tan sexual!!
El recuerdo seguro que perdura por siempre.!!!
Besitos cielo
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